Una llamada divina
La Congregación de las Religiosas Misioneras de Nossa Senhora das Dores (Nuestra Señora de los Dolores) es una Congregación brasileña, que tiene sus raíces desde el otro lado del mar. Nuestra historia comenzó como un grano de polen que cayó en el corazón de una joven francesa, cuando ella descubrió el origen de su vocación misionera, en el día de su Primera Comunión.
Varios hechos sucedieron en la vida de Sarah Gayetti. En su interior, los acontecimientos hablaban, cuestionaban. Y, desde sus adentros, la respuesta llegó como una flor madura de reflexión. Se decidió por el Absoluto. Y la joven lionesa creció… ¡creció! El pequeño grano de polen también creció. Se despertó y pudo germinar la flor. ¡Una flor madura de ardor misionero!…
El 17 de abril de 1900, Sarah, que en aquel entonces tenía 18 años, vio hacerse realidad el sueño misionero de su niñez. Ella consagró toda su vida al Señor, para convertirse en una voz profética que llevaría el mensaje, que ardía en su corazón, a cualquier parte del mundo. Sarah se convirtió en la Hermana María de Jesús, en la Congregación de Notre Dame de Fourvière, ubicada en Lyon/Francia, la hermosa ciudad que la vio nacer.
En los albores del siglo XX, Francia pasó por los dramas políticos de una persecución religiosa destructiva. Esta persecución expulsó a las Hermanas Educadoras de sus Escuelas en todo el país. La joven Hermana María de Jesús, con un corazón ardiente de amor misionero, hizo todo lo posible por defender y sostener la vida de su Congregación.
Madre María de Jesús, puede que le hubiera hecho esta propuesta al Señor: «Señor, si es necesario, te ofrezco irme al exilio, alejándome de mi bella y dulce Francia, para trasplantar nuestra amada Congregación donde Tú me ordenes y me conduzcas que me vaya». ¡Fue un tiempo de gran sufrimiento y resistencia para seguir con la vida de la Congregación! … Pero la Fe no se rindió.
“¡Quién sabe, hace la hora!”
La misionera invitó a su prima, la Hermana María Miguel, para que salieran juntas de su Patria a buscar otro país, donde pudieran reanudar su Vida Religiosa. ¡En sus corazones, la llama de la Fe iluminaba la audacia de correr el riesgo!… ¡Los retos eran grandes, pero el coraje era más grande que todo! Y ella opta por correr el riesgo, por vivir esta aventura, caminando enteramente en el amor que le daba sentido a su decisión, arriesgándose en la esperanza, viviendo la certeza de la fe.
Brasil fue la nueva patria que el Espíritu le indicó a la Hermana María de Jesús para hacer realidad su sueño misionero. En 1913, nacía una nueva Congregación, iluminada por la luz de la Fe, bajo la mirada amorosa de Dios y cuidada por las manos maternas de quien tenía un “Corazón de Fuego y Ganas de Hierro”.
Nacía la Congregación de las Religiosas Misioneras de Nossa Senhora das Dores, fundada por la Madre María de Jesús, en la pequeña ciudad de São Domingos do Prata, en el Estado de Minas Gerais, Brasil. Después de que pasaran tiempos difíciles, la ciudad de Itabira, en Minas Gerais, fue el cantero fértil que vio germinar el pequeño grano de polen traído de Francia en el corazón de la joven lionesa. La Casa Madre de la Congregación está ubicada en el alto de la Calle Santana, en la ciudad de Itabira, en Minas Gerais.
En la ciudad de Santa Bárbara, Minas Gerais, el 26 de abril de 1961, la Madre María Miguel, “presencia amiga” y gran colaboradora de la Madre Fundadora, terminó su misión en esta tierra, buscando la vida plena en la patria del cielo. El 31 de mayo de 1963, en la ciudad de Formosa, en el Estado de Goiás, se cerró la última página de una historia de Fe y Coraje… Es la historia de la misionera, Madre María de Jesús, que dejó este mundo y regresó a los brazos del Padre.
¡Es necesario seguir con la vida de la Congregación! Hoy, el sueño de su Fundadora está sembrado, como el grano de polen, en el corazón de sus hijas, en la fidelidad y en la Fe.
Madre María de Jesús, sea tu obra aquí como una “rama bendita” ciertamente santificada por la gracia del Padre y renovada siempre verde. ¡Hoy, el sueño del amor misionero sigue en pie! La Congregación de las Religiosas Misioneras de Nossa Senhora das Dores vive el Nuevo Tiempo. En este Nuevo Tiempo, hay lugar para la utopía y la lucha en búsqueda de convertir los sueños en realidad compartida con el pueblo de Dios por los caminos de la vida.