Espiritualidad

Para las Religiosas Misioneras de Nossa Senhora das Dores, la Espiritualidad es alimento e inspiración para la misión. Según la Hermana Teresinha Rech, la Espiritualidad es un camino de integración. Ella nos lleva a Dios, nos transforma a través de su Amor y nos hace regresar a los hermanos.

Ella es el abrazo, el hilo que cose “los retazos de la colcha de nuestra vida”, es el sentido más profundo, es vida, es Fe, es amor, es entrega. Es una llama que “se quema sin consumirse” (Ex 3,3) e impregna todos los espacios de nuestra corporalidad, afectividad, conciencia, misión, relaciones y nos invita a “quitarnos las sandalias de los pies” (Ex 3,5), porque nuestra vida es tierra santa, cada hermana y cada hermano es tierra santa, la naturaleza es tierra santa, los pobres son tierra santa de donde brota el clamor de Dios: “He visto, he visto la opresión de mi pueblo, he oído su clamor…” (Ex 3,7).

Espiritualidad integradora

Según la autora Hermana Teresinha Rech, sólo una Espiritualidad integradora puede ayudarnos a descubrir el rostro de Dios, presente en esta realidad. Solamente ojos iluminados por la gracia de la intimidad trinitaria, por la experiencia de su amor, lograrán vislumbrar, reconocer y contemplar los signos de Dios y la presencia encarnada de Jesús, en medio a los conflictos, guerras y violencias presentes en el mundo.

La Espiritualidad integradora nos ayudará a mantener encendido el fuego del primer amor y alimentará nuestro encanto por Jesús y su proyecto, el ardor misionero y la audacia profética.

María, modelo de nuestra Espiritualidad

La Congregación tiene a María como modelo de Espiritualidad. María que es esta persona humana que se dejó iluminar e irradiar. Porque llena de Dios, pudo generar la Palabra Viva para nosotros y por nosotros. La Espiritualidad es un itinerario que se debe recurrir en el seguimiento de Jesús, en el que María tuvo una participación activa y definitiva. Los Obispos dicen que “uno de los hechos fundamentales de la Iglesia es cuando el “sí” nació de María” (DA 268). Y, aún, ese «sí» de María, cuando el discípulo lo repite, «compromete radicalmente la libertad» (DA 136). La respuesta de amor que emana en el corazón del discípulo es igualmente única y definitiva, es la respuesta de quienes son conscientes del vínculo amoroso a través del cual la Trinidad nos convierte, de hecho, en semejantes al Maestro.

MARÍA de pie junto a la Cruz es la fuente de nuestra Espiritualidad y Misión. Nuestro esfuerzo y testimonio deben ser para TODO hacer COMO María, siendo una presencia valiente y solidaria junto a los crucificados de hoy, teniendo a la JUVENTUD CRUCIFICADA como SUJETO principal de nuestra acción, carente de Educación Integral y Evangelización.

En la búsqueda fiel por cumplir la voluntad del Señor, encontramos en su Palabra, en la Espiritualidad Mariana y en la inspiración Ignaciana los cimientos de nuestra vida y misión. Tratamos de ajustar nuestra forma de ver, sentir, pensar y actuar al Evangelio. También se trata de pensar en vivir las Virtudes propias de la Congregación: Sencillez, Humildad, Caridad, Celo y Acogida.