María de la vocación

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Empecemos nuestra reflexión hablando de MARÍA, una mujer que aceptó la llamada de Dios.

Pensemos en la vocación de María, para ver cómo eligió radicalmente a Dios sin distanciarse ni alejarse del camino de su pueblo.

Todo vocacionado es, por esencia, alguien que lleva la historia de su pueblo y, al mismo tiempo, se siente irresistiblemente atraído por el Señor.

Esto es lo que ocurrió con MARÍA…

Dios entra en la casa de María para encontrarse con ella. Dios se hace cercano y familiar. Y es en este ambiente donde el Ángel le presenta el proyecto de ser la madre de Jesús. ¿Cómo no aceptar este hermoso y desafiante proyecto de ser la madre de nuestro Salvador? Hágase en mí tu voluntad». Esta fue la respuesta de María que tanto nos encanta, donde vemos el valor y la disponibilidad para hacer la voluntad de Dios.  Es en la vida cotidiana donde María reconoce que Dios la llama por su nombre. No permanece indiferente.

MARÍA dio su SÍ para siempre. Un SÍ que nació del corazón de una joven con vocación, lleno de fe, amor, esperanza, entusiasmo y coraje. Un SÍ humilde y decidido, como la persona que se pone al servicio del otro que la necesita, un SÍ en la gratuidad, sin exigir nada. Esa entrega de sí mismo por una vocación como la de María es un hermoso signo de la presencia de un Dios liberador.

María se entregó totalmente a las manos de Dios, por eso nació el Salvador.

¡Dios llama a quien quiere! Llamó a María. Llamó a cada uno MISIONERO DE NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES y puede que también te esté llamando a ti, joven, a abrazar una de estas vocaciones (VIDA RELIGIOSA/ VIDA SACERDOTAL/ VIDA LAICAL/ MATRIMONIO. ¡¡¡No tengas miedo!!!

Que María, vocación del Padre, interceda por todos nosotros. Para que seamos capaces de decir «sí» a la exigente y hermosa llamada que Dios nos hace. Y que en nuestra oración, con un corazón confiado en la misericordia de Dios, nos atrevemos a decir: «¡A quí estoy, hágase su voluntad en mí!»

Por Hermana Hélia Mônica Cordeiro