Los caminos a los que Dios llama a cada uno son infinitos. En las diversas posibilidades, lo más importante es encontrar el camino de la realización personal sin desconectarse del sueño de Dios para cada uno de nosotros.
La Madre María de Jesús respondió afirmativamente a la llamada de Dios. Supo mirar su realidad personal y en el transcurso de la formación a la vida religiosa, confirmó que el deseo de Dios coincidía con su deseo más profundo.
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