El itinerario que la Campaña de la Fraternidad de este año nos invita a seguir es:
ESCUCHAR: Lo que escuchamos y cómo lo escuchamos guía nuestras actividades diarias y la sociedad misma. ESCUCHAR es una condición de nuestras relaciones.
DISCERNIR: Que, desde la espiritualidad ignaciana, sea una brújula para nuestras tempestades y brisas, porque como nos recuerda el Papa Francisco “el discernimiento requiere partir de la predisposición a la escucha” para poder tomar posición o decisión frente a la realidad .
ACTO: Será siempre una respuesta a nuestro encuentro personal con el Señor, iluminado por el Evangelio.
En la segunda parte del Texto Básico, la CF nos invita a seguir este camino de discernimiento a partir de la persona de Jesús, sus palabras, sus acciones y su método de enseñanza, que estaban en armonía con las costumbres y prácticas de la cultura judía, en el que se encarnó. Recordemos que Dios se revela a las criaturas dentro de contextos históricos y culturales.
La manera de descubrir el camino para transformar la educación, haciéndola más justa, es sentarse a los pies del Maestro de Maestros, y con él aprender a cuidar de quienes nos son confiados. Por eso la CF trae como propuesta la situación en la que se encuentra Jesús frente a la mujer adúltera, y seamos sinceros, fue una clase Magna que Jesús le dio a la sociedad de su tiempo ya nosotros también.
Podríamos detenernos en muchos puntos que el texto base profundiza desde la persona de Jesús, tales como: el método de enseñanza, la pedagogía, la creatividad en el modo de educar; despertar el aprendizaje, la Singularidad…
Sin embargo, detengámonos en la mirada de Jesús a la mujer sorprendida en adulterio ya los que querían apedrearla. Esa mirada es ILUMINADA
Por el amor
Por la acogida
Por una invitación
Por lo creer
Partiendo de la visión integral del ser humano. La persona humana es un ser corpóreo y espiritual, está ligada a este mundo por su corporeidad y, al mismo tiempo, está abierta a la trascendencia, porque es amada por el Dios Creador. Jesús nos invita a Educar hacia un humanismo solidario que es la globalización de la esperanza anclada en la comprensión de que la caridad cristiana propone gramáticas sociales universalizadoras e inclusivas.
Dejándonos un mandato misionero “Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos” para cultivar las buenas relaciones humanas, promover los verdaderos valores sociales y, de manera especial, desarrollar el arte de la convivencia fraterna, cooperando así con la pedagogía del DIÁLOGO, asumiéndola como un compromiso de amor en una sociedad pluralista, la forma más adecuada de reconocer lo que siempre debe ser afirmado y respetado.
Finalmente, estamos invitados a ofrecer lo mejor, a colaborar en la formación de personas maduras y comprometidas con el bien común, asumiendo como proyecto de vida la propuesta del Pacto Educativo Mundial, llamamiento del Papa Francisco (poniendo a la persona en centro de cada proceso educativo; escuchar a las jóvenes generaciones; promover a la mujer; responsabilizar a la familia en el proceso social; abrirse a la acogida de los diferentes; renovar la economía y la política; cuidar la casa común), que es una propuesta de discernimiento cuyos compromisos actualicen los criterios para una educación auténticamente cristiana, basada en la pedagogía de Jesús.
Por Hermana Josiane Horta – RMNSD