¡Un acto de esperanza! Educar es transformar nuevos horizontes, donde la hospitalidad, la solidaridad y el valor de la trascendencia den como resultado una nueva cultura. Una cultura en la perspectiva de la comunión, de la Esperanza, desde un proceso humano y trascendente necesariamente orientado hacia un fin. La labor educativa integral es misionera por excelencia. Porque educar es un acto eminentemente humano ya la vez una acción divina. ¡Es necesario y urgente saber sembrar esperanza!
Está en la naturaleza humana desear aprender, pero también enseñar. Jesús en su pedagogía no fue diferente. Cuando contemplamos las acciones y palabras de Jesús, encontramos una pedagogía educativa: actos, palabras, gestos, valores, estilo de vida, enseñanzas. Jesús es un Maestro y educador que camina con su pueblo, comprende sus debilidades, respeta su tiempo y los invita a estar con él y seguir sus enseñanzas.
Pensar la educación en el sentido de la dimensión etimológica de la palabra educare, significa sacar o dirigir fuera, es preparar a las personas para el mundo, para vivir en sociedad. Educar para la libertad es emancipar y propiciar condiciones para una mayor conciencia de las realidades de la vida, la experiencia, la ciudadanía y el compromiso con la ética y el proyecto de vida digna, que Jesucristo vino a traer a todos.
El espacio de la educación es un campo fértil para la promoción de una educación integral, un lugar de encuentro, ESCUCHA, sentido y sentido de vida. Así, la ESCUCHA es un proceso relacional, que, como la pedagogía de Jesucristo, experimentamos, es una nueva mirada desde la perspectiva del cuidado, la acogida, la Escucha, una escucha integral, la escucha con el oído y con el corazón. Este es el sentido de la pedagogía de Jesús, enseñar con “Sabiduría y Amor”, dimensiones educativas que suscitan una identidad y trascendencia misionera.
La Campaña de la Fraternidad 2022 es un llamamiento para lograr una educación que libere, que despierte el amor al prójimo, la esperanza y que promueva la fraternidad y la solidaridad. Su propuesta es promover un diálogo sobre la realidad educativa en Brasil, a la luz de la fe cristiana, proponiendo caminos a favor del humanismo integral y solidario. Además, busca reflexionar, a través del Pacto Educativo Mundial, sobre el papel de la familia, la comunidad educativa; fomentar la formación humana integral y su papel en la educación. Es importante reflexionar sobre el sentido de nuestra responsabilidad, de nuestro actuar como sociedad, en el contexto de la responsabilidad social, enraizada en el Evangelio, que promuevan la dignidad humana, la experiencia con lo trascendente, la cultura del encuentro y el cuidado de los Casa Común.
Vivimos un “cambio de estación”, escenario de desafíos, de desigualdades sociales, algunas de las cuales se hacen aún más evidentes por la pandemia. Es necesario reflexionar y hacerse eco de una perspectiva humanista de la educación. Es necesario educar para vivir en comunión. Piensa en “¿Qué pasa cuando no hay una fraternidad cultivada conscientemente, cuando no hay una voluntad política de fraternidad traducida en educación para la fraternidad, el diálogo, el descubrimiento de la reciprocidad y el enriquecimiento mutuo como valores?” (Fratelli Tutti, 33). La Encíclica Fratelli Tutti hace una importante contribución a la comunidad educativa discutiendo los elementos constitutivos de un desarrollo humano integral, orientado al bien común.
En este sentido, la fraternidad y la amistad social tienen la acción fundamental de promover espacios de diálogo, rompiendo paradigmas, lo que exige que cada uno de nosotros asumamos un papel protagónico en el más humano proceso educativo. El Papa Francisco exhorta a que, “nunca, como ahora, ha habido la necesidad de aunar esfuerzos en una amplia alianza educativa para formar personas maduras, capaces de superar fragmentaciones y contrastes y reconstruir el tejido de relaciones para una humanidad más fraterna”.
El momento es analizar la educación y sus desafíos, desde el contexto cultural, político, familiar, social y religioso. En este sesgo, la cultura del encuentro nos motiva a romper las fronteras del prejuicio, del odio, de la indiferencia.
Así, la FC 2022 nos recuerda que educar no es un acto aislado. Es un lugar de encuentro, donde todos los educadores y alumnos estamos invitados a vivir en nuestra praxis una nueva forma de ser y de vivir. Es tarea de la persona, de la familia, de la escuela, de la Iglesia y de toda la sociedad. Al fin y al cabo, como nos enseña el conocido proverbio de origen africano, “‘se necesita un pueblo para educar a un niño’”. (Presentación – Texto Básico CF 2022).
El cuidado de la educación formal es necesario e insustituible para el desarrollo de la aldea global y de cada nación, estado, ciudad, comunidad. La educación formal es un espacio de pensamiento, pensamiento crítico, articulado, posibilitador de ciudadanía, trabajo y relaciones sociales complejas.
Finalmente, los espacios de educación tanto formal como informal, así como presencial y virtual, deben ser protagonistas de una educación integral. La educación es un acto de amor y de esperanza para la humanidad. Educar es creer en un futuro posible, más humano, más justo y fraterno… En palabras del Papa Francisco, “educar es apostar e infundir en el presente la esperanza que rompe con los determinismos y fatalismos con los que el egoísmo de los fuertes, el conformismo de los vulnerables y la ideología de los utópicos quieren imponerse como el único camino posible”.
¡Educar es humanizar!
Invoquemos la intercesión de Nuestra Señora de los Dolores, la gran Educadora, para que, unidos a ella en espíritu de comunión y con celo misionero, seamos verdaderas comunidades educativas en la pastoral.
Equipo Pastoral Escolar INSD
Fuentes:
Texto Base CF 2022
anec.org.br
cnbb.org.br
http://www.vatican.va/content/francesco/pt/messages/pont-messages/2020/documents/papa-francesco_20201015_videomessaggio-global-compact.html