En esta segunda semana de Adviento, seguimos preparándonos para celebrar, para memorizar la llegada de Jesucristo. Estamos invitados a recibirlo con el corazón abierto para que podamos abrazar a los hermanos y ver a Jesucristo en ellos. Que la Navidad sea un tiempo de cambio: de mentalidad, de comportamiento, humanizándonos, como nos enseñó María la madre de Jesús. Sin esta dimensión del Amor, podemos decir que la Navidad sería una fiesta vacía, una fiesta no cristiana.
“Una voz clama en el desierto, prepara el camino del Señor, allana el camino de nuestro Dios. Juan el Bautista aparece aquí como precursor, predicando el bautismo de conversión y arrepentimiento de los pecados. Abre el camino para la llegada de Jesús. Como Juan Bautista, estamos invitados a disminuirnos a nosotros mismos para que Jesucristo pueda crecer como energía iluminadora y contagiosa para la humanidad. Como discípulos de Jesús, nuestra Misión es hacer que su luz brille cada vez más intensamente. Que el adviento sea un momento para llenar nuestros corazones de energía positiva para continuar nuestro camino.
Por Hna. Maria de Lourdes Costa – RMNSD